TEMA: LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930).
Entre 1922 y 1923, la monarquía de Alfonso XIII tenía solo dos alternativas para mantenerse: una democratización real del sistema o el establecimiento de un régimen autoritario. Se hicieron algunos esfuerzos por solucionar los problemas a través de medios civiles y constitucionales: se disolvieron las juntas de defensa, se cesó al capitán general de Barcelona y se nombró a un civil para dirigir la crisis de Marruecos. No obstante el régimen derivó finalmente en una solución autoritaria.
<!--[if !supportLists]-->1. <!--[endif]-->EL CAMINO HACIA LA DICTADURA : CRISIS DE LA RESTAURACIÓN.
La larga crisis del siste+ma canovista se resolvió de forma inesperada mediante el golpe de Estado de Primo de Rivera, de orientación reformista y regeneracionista, y que fue aceptado por el monarca.
La crisis de la Restauración empieza con la crisis del 98, cuando una ola de regeneracionismo invade toda España, y se va a continuar en las crisis de 1909, 1917 y 1921.
<!--[if !supportLists]-->a) <!--[endif]-->El Regeneracionismo y la Crisis del 98.
La derrota de 1898 significó la destrucción del mito del imperio español, en un momento en que las potencias europeas estaban construyendo imperios coloniales en Asia y África, y la relegación de España a un papel secundario en el contexto internacional.
La crisis del 98, más que política o económica, fue una crisis moral e ideológica, tan profunda y amplia que hizo tambalearse al sistema de la Restauración. A partir de aquí, los nacionalismos comienzan a expandirse, el movimiento obrero y el republicanismo se radicalizan, comienza un renacimiento del militarismo (el ejército derrotado pasó a considerarse garante de la unidad nacional y la paz social, amenazadas por los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero, respectivamente) y la críticas al sistema canovista se generalizan.
En este contexto, se instaló en España el Regeneracionismo, un movimiento ideológico que hace culpable a la Restauración de todos los males de España y propugna la necesidad de una modernización política, económica y social, que vendría de la europeización de España.
<!--[if !supportLists]-->b) <!--[endif]-->La Semana Trágica de 1909.
En esta crisis se unieron varios problemas políticos y sociales, como:
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->El problema del catalanismo político, representado por la Lliga Regionalista. Su objetivo era lograr cierta autonomía administrativa. Sin embargo, el ejército no aceptaba esa posibilidad, produciéndose importantes enfrentamientos con los grupos nacionalistas.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->El problema del movimiento obrero. El sindicalismo catalán, influido por el anarquismo, usaba como instrumento de lucha la huelga general. Además, se creó una federación sindical conocida como Solidaridad Obrera, que se extendió por toda Cataluña.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Los sucesos de julio de 1909. Al estallar la Guerra de Marruecos, en julio de 1909 el gobierno de Maura obligó a reclutar tropas con destino a la guerra de Marruecos, llamando a filas a los reservistas. La medida provocó una huelga general en Barcelona, que degeneró en un motín que duró aproximadamente una semana (Semana Trágica). La represión fue espectacular. Maura se vio obligado a dimitir.
<!--[if !supportLists]-->c) <!--[endif]-->La crisis de 1917.
El asesinato en 1913 de Canalejas, presidente del gobierno; la inestabilidad del turno de partidos, debido a la división interna del Partido Conservador y del Partido Liberal; la crisis política derivada de la suspensión de las Cortes y la creación de la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona; y el estallido de la Primera Guerra Mundial, con las negativas repercusiones económicas que tuvo en España, marcaron el comienzo de una etapa de graves problemas que desembocaron en la crisis de 1917.
Las protestas populares, a través de disturbios y huelgas organizadas por la UGT y la CNT , sindicato anarquista recién creado, presionaban al Estado para que controlara los precios de los productos de primera necesidad. El exponente máximo fue la huelga general de agosto de 1917, que acabó con una durísima represión por parte del ejército.
Los conflictos interiores, el final de la I ª Guerra Mundial y el estallido de la Revolución Rusa , animaron a los republicanos españoles a luchar por una sociedad más democrática. Esos mismos acontecimientos fueron recibidos con temor por los terratenientes, la burguesía y gran parte de la clase media española. Este último grupo empezó a desear una solución militar autoritaria que pusiera orden en la sociedad española.
<!--[if !supportLists]-->d) <!--[endif]-->El Desastre de Annual (1921).
Otro de los grandes problemas de la monarquía de Alfonso XIII fue la Guerra de Marruecos (1909-1927). El conflicto pasó a ocupar el primer plano de la actualidad nacional con motivo de la operación militar conocida como “el desastre de Annual” (julio-agosto de 1921), localidad rifeña en la que Abd el-Krim cercó a las tropas españolas. Para escapar del asedio los soldados españoles huyeron hacia Melilla. 10.000 soldados españoles murieron, 5.000 soldados indígenas desertaron del ejército español y otros 10.000 hombres se dispersaron por las montañas. Las posiciones españolas en el Rif, logradas al cabo de muchos años, se perdieron en pocos días. El desastre no tenía precedentes.
Los sucesos de Annual tuvieron dos efectos importantes:
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Afectaron al ejército, muy dividido ya entre africanistas (Francisco Franco, por ejemplo), partidarios de continuar la guerra, y peninsulares (como Miguel Primo de Rivera), partidarios de abandonar el conflicto.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Abrieron un debate sobre las responsabilidades del desastre. Este fue un arma política que la oposición utilizó para desacreditar al régimen. La Guerra de Marruecos era ya muy impopular, pero tras el desastre de Annual se hizo difícilmente tolerable para las clases medias y populares.
<!--[if !supportLists]-->2. <!--[endif]-->GOLPE DE ESTADO Y DIRECTORIO MILITAR (1923-1925).
En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, declaró el estado de guerra en su región y difundió un manifiesto en el que, con un tono regeneracionista, prometía acabar con el terrorismo, la agitación separatista, el desorden y la utilización política de la Guerra de Marruecos. El golpe militar fue pacífico, ya que la oposición política y social fue muy escasa, empezando por la del gobierno, presidido por el liberal García Prieto. El rey aceptó el golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un gobierno militar conocido como Directorio.
La primera etapa de la dictadura se conoce como Directorio Militar (1923-1925). Era ésta una solución de carácter temporal. Primo de Rivera ejercía como “ministro único” y el resto de los militares que lo formaban eran vocales. Se proclamó el estado de guerra en todo el país, que se mantuvo hasta 1925, con el objetivo de solucionar el problema del orden público, y fueron suspendidas ciertas garantías constitucionales, aunque la constitución no fue derogada. Además, se disolvieron las Cortes.
Los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares; se nombraron delegados gubernativos, también militares, en los ayuntamientos, y los concejales electos fueron reemplazados por “vocales asociados”, designados por sorteo entre contribuyentes de distintas categorías. De esta manera se relegaba a todos los políticos liberales y se militarizaba la Administración.
Por otro lado, intentó acabar con la oligarquía política de los partidos dinásticos (Part. Liberal y Part. Conservador), para lo cual creó un partido único, llamado Unión Patriótica.
<!--[if !supportLists]-->3. <!--[endif]-->EL DIRECTORIO CIVIL (1925-1929).
El Directorio Civil se creó en diciembre de 1925. Con él demostraba el dictador su voluntad de permanecer en el poder e instituir un régimen estable y duradero. Para ello formó un gobierno (1925-1930) compuesto por una mayoría de civiles de extrema derecha, muy alejados de los políticos de las etapas anteriores de la monarquía. Entre sus miembros destacaba un militar, el general Martínez Anido, como Ministro de Gobernación, y un civil, José Calvo Sotelo, como Ministro de Hacienda.
Para afianzar su gobierno, Primo de Rivera convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927) que debería aprobar un nuevo texto legal que legitimase el nuevo régimen. Con la asamblea, el dictador intentaba ampliar el apoyo social a su régimen. Sin embargo, la iniciativa solo fue respaldada por la derecha conservadora más autoritaria y por los representantes de los más poderosos intereses económicos del país, la banca y la industria. Se llegó a elaborar un proyecto de Constitución, pero el texto no se aprobó, lo que puso de manifiesto la incapacidad del régimen para encontrar una fórmula institucional alternativa al parlamentarismo.
Además de las acciones encaminadas a la creación de un Estado nuevo, las medidas más destacables de la Dictadura fueron:
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->La formación del Somatén. Era una milicia cívica, constituida en Barcelona y promovida por la derecha y la patronal para combatir al sindicalismo. El dictador la hizo extensiva a toda España con la creación del Somatén Nacional, que controlaría el orden público.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->La represión del catalanismo. La política contra las instituciones catalanas fue continua durante la Dictadura. Como consecuencia de la represión, el catalanismo derivó hacia la izquierda. Alcanzó un gran auge un partido más radical que la Lliga , llamado Estat Catalá, liderado por Francesc Maciá.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->La finalización de la Guerra de Marruecos. El dictador, inicialmente partidario de abandonar Marruecos, pasó a la ofensiva gracias a una operación militar conjunta franco-española que se inició con el desembarco de Alhucemas (1925), en el que se cercó a Abd el-Krim. Dos años después terminaba una guerra que había costado a España más de 25.000 muertos y más de 5.000 millones de pesetas de la época.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->El diseño de una política social. Para solucionar la conflictividad social se creó la Organización Corporativa Nacional (1926), constituida por comités paritarios, que eran órganos arbitrales en las empresas cuyo fin era resolver los conflictos laborales. Para que este sistema funcionara, el gobierno logró la colaboración de los socialistas y de los sindicatos de extrema derecha. Por el contrario se marginó y persiguió a la CNT y al PCE, que fueron ilegalizados.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->El establecimiento de una nueva política económica. La Dictadura se benefició de un período de crecimiento que duró hasta 1929, lo que permitió que se incrementaran los gastos estatales en obras públicas. El promotor de esta política fue Calvo Sotelo.
Por otro lado, la Dictadura apenas prohibió las formaciones políticas ni reprimió con dureza la oposición, aunque sí recurrió a la censura, a los procesos judiciales, al aislamiento de algunos líderes de la oposición y, a veces, al enfrentamiento directo con políticos e intelectuales. En la oposición se encontraban los antiguos partidos de la Restauración , de cuyas filas surgieron personajes como Niceto Alcalá-Zamora. Los republicanos históricos, como Lerroux, o los nuevos, como Manuel Azaña, no tuvieron relevancia política hasta 1928.
Formaban parte de la oposición la mayoría de los intelectuales. Tuvo gran repercusión la polémica entre el dictador y Miguel de Unamuno, que fue desterrado a Fuerteventura. A los disidentes de la Dictadura se unieron los perseguidos por ella: el nacionalismo catalán, la CNT y el PCE.
A partir de 1928 se hizo patente la decadencia política del régimen de Primo de Rivera. Las conspiraciones contra el gobierno aumentaron, al igual que la movilización de los republicanos. Desde 1929 se incrementó la conflictividad social. En enero de 1930 el dictador dimitió y se exilió a París, donde murió poco después, dejando a Alfonso XIII frente a un grave problema de gobierno.
<!--[if !supportLists]-->4. <!--[endif]-->EL CAMINO HACIA LA II REPÚBLICA : LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.
Alfonso XIII confió el gobierno al general Berenguer, dando paso a un período de gobierno que se llegó a denominar “dictablanda”. Berenguer buscó un retorno a la normalidad constitucional de 1876. Sin embargo, en enero de 1931 fue reemplazado por el almirante Aznar, que formó un gobierno monárquico de concentración, compuesto por políticos que aún respaldaban a Alfonso XIII. El nuevo gobierno anunció la convocatoria de elecciones, primero municipales y después a Cortes Constituyentes, y se comprometió también a conceder la autonomía a Cataluña.
No toda la derecha aceptó la vuelta a la situación política anterior a la dictadura. Muchos de ellos se integraron en Unión Monárquica Nacional, organización política que rechazaba el régimen parlamentario. Entre tanto, la oposición republicana había creado nuevos partidos: Acción Republicana, liderado por Azaña; el Partido Republicano Radical-Socialista, de Marcelino Domingo; la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA); y Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Maciá y Lluis Companys. Por su parte, la derecha conservadora y católica también encontró acomodo en el republicanismo con la creación de la Derecha Liberal Republicana, donde había antiguos liberales, como Alcalá-Zamora. A estos se unió Lerroux.
Los partidos republicanos se reunieron en agosto de 1930 y firmaron el Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a llevar a cabo una insurrección que instaurara la república en España. En octubre se unieron al pacto el PSOE y UGT. Posteriormente se les unieron los intelectuales de la Agrupación Al Servicio de la República , liderados por Ortega y Gasset y Gregorio Marañón y la Federación Universitaria Escolar.
Algunos sectores del ejército respaldaban la causa republicana. Los capitanes Galán y García Hernández protagonizaron una sublevación en Jaca en diciembre de 1930 que se adelantó a la sublevación proyectada en el Pacto de San Sebastián. Ambos militares fueron fusilados.
Sin embargo, la república llegó a través de una convocatoria electoral que los republicanos percibieron como un plebiscito a favor o en contra de ella. Las elecciones municipales, proyectadas por el gobierno del almirante Aznar, se celebraron el 12 de abril de 1931. Los firmantes del pacto de San Sebastián acudieron formando una coalición electoral. El sistema caciquil apenas pudo controlar las áreas rurales, aunque los resultados fueron aquí favorables a los partidos monárquicos. Sin embargo, en las capitales de provincia, donde los votos expresaban realmente la opinión pública, triunfaron los republicanos.
Los resultados electorales sorprendieron incluso a los líderes republicanos. El propio rey se marchó al exilio, dejando un vacío de poder que solo la república podía cubrir. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española.